Si estás pensando en comprarte un barco de recreo lo primero que te viene a la mente es imaginarte subido a esa embarcación soñada, surcando los mares o tumbado al sol en alta mar. Para enfrentarte a su adquisición no sólo hay qué pensar en el desembolso inicial, sino en lo que nos va a costar después su mantenimiento. Porque el buen estado de nuestra embarcación influirá en nuestro bolsillo. Entonces la pregunta del millón es, ¿cuánto cuesta mantener un barco?
Aunque no existe una regla de oro para calcularlo, los expertos en náutica dicen que anualmente, alrededor de un 10% de lo que nos ha costado el barco. Tenemos que tener en cuenta que el material y los equipos se rompen, se deterioran, además hay que pagar un seguro, hacer las revisiones pertinentes, añadir a la lista el combustible que consume el barco; todo suma, eso sin contar los imprevistos que pueden surgir en cualquier momento. Así que ya podéis ir sumando… Podemos proteger nuestra inversión y minimizar los gastos si estamos al día con el mantenimiento de nuestro barco.
Como sabemos lo importante que es para vosotros mantener en forma una embarcación, os damos las claves para que antes de salir a navegar, lo hagáis con total garantía.
El primer consejo y que puede ser obvio para muchos es lavar su barco regularmente. Sobre todo si navegas por mar, hay que enjuagar bien toda la embarcación con agua dulce después de cada salida para eliminar residuos de sal, el enemigo número uno del metal.
Precio del amarre: Aquí las tasas portuarias son las que marcan la diferencia de precios. Los que gozan de una concesión estatal, los menos, pueden llegar a pagar por todo el años alrededor de 350 euros, que es la cantidad mínima establecida por el Ministerio de Infraestructura y Transporte de la cuota pagada por la concesión de la licencia. Pero en la mayoría de los casos se cobra por los meses de verano un mínimo de 1.500 y un máximo de 8.000 euros. El promedio, sin embargo, es de alrededor 4500 euros de tasa de licencia.
Si por el contrario decides trasladar tu embarcación durante los meses de invierno a un lugar seco, este traslado te puede costar entre 735 y 1.300 euros, dependiendo del tamaño del barco. A esto hay que añadir después la cantidad por ocupar el espacio de almacenamiento. Varía de 20 euros al mes por metro cuadrado ocupado en espacio al aire libre y de 10 a 35€ para los que están bajo techo. Si lo tienes al descubierto también te contamos que será necesario cubrirlo con una lona termo contraíble, cuyo precio oscila entre los 220 a los 550 euros.
Motor: El mantenimiento del motor es un punto clave en el mantenimiento de nuestro barco. Es muy importante seguir el calendario del fabricante. Para ellos hay que realizar cambios de aceite, filtros, bombas, impulsor de la bomba de refrigeración o cambiar la correa de alternador. ¡Toda una puesta a punto!
En el caso de los motores diesel intraborda, el mantenimiento es anual (cambio de aceite y los filtros de combustible y de aceite). Una tarea que hay que realizar cuando termina la temporada estival y vamos a aparcar el barco durante el invierno. No olvidéis mirar el estado y la tensión de la correa de transmisión, todo el cableado para comprobar si hay desgaste, el nivel de aceite y del refrigerante en el intercambiador de calor de los motores refrigerados por agua dulce.
Aceite: Hay que cambiarlo periódicamente, depende del modelo. Pero como regla general hay que cambiarlo cada 100 horas o una vez al año. Asegúrate de usar aceite de grado marino en el motor de tu barco. Puedes llevarlo a un distribuidor certificado o si eres un manitas, cambiarlo tú mismo utilizando una bomba extractora de aceite.
Velas y aparejo: Las examinaremos para comprobar si hay daños en las costuras, cortes o desgarrones. Si se trata de un velero es recomendable enviar las velas a un profesional para repasarlas en profundidad; como comprobar la jarcia firme, tensarla o reemplazar cualquier elemento que presente desgaste: escotas, drizas, etc. La revisión completa del aparejo es necesaria una vez al año. Hay que prestar especial atención a las uniones de las crucetas y puntos de anclaje del aparejo. En el tope del mástil debemos verificar que las poleas de las drizas funcionan bien y engrasarlas con moderación.
Hélices: Hay que poner suficiente grasa impermeable en el eje de la hélice para evitar la corrosión. De vez en cuando debemos revisarla, buscando si hay rasguños, abolladuras o cualquier signo que haya dañado la hélice, o simplemente si le hace falta pintura
Cuidar la madera: La madera es muy delicada y necesita unos cuidados muy específicos. Por eso los barcos fabricados con este material son muy sensibles a los daños que puedan causar en la capa de pintura, barniz y a los problemas por el agua dulce y las heladas. Es importante que haya una buena ventilación del barco cuando lo tenemos cubierto con alguna lona, imprescindible, entonces, que sean de materiales transpirables. Mucha atención también en las zonas donde se pueda acumular agua y a las filtraciones.
Fibra de vidrio: No olvide revisar periódicamente los moldeados de fibra de vidrio en su embarcación: rayones, desconches, grietas u otros desperfectos en el gelcoat. Esta fina capa de acabado que recubre el casco debe estar en las mejores condiciones posibles para cumplir su función protectora. Para su correcto mantenimiento es necesario que limpiemos la superficie de la embarcación con un jabón neutro PH o cualquier emulsión especial para este tratamiento. Gracias a estos jabones se puede desincrustar la sal que se queda en la superficie del gelcoat, con ayuda de unos cepillos de diferente dureza, dependiendo de las zonas rugosas a tratar.
Seguro del barco: Un punto a tener en cuenta si quieres navegar tranquilo. Las pólizas pueden ser tan extensas y flexibles como uno quiera, igual que con nuestro automóvil. Existe un seguro obligatorio de responsabilidad civil cuya cuantía mínima asegurada es de 336.567 euros, para cubrir daños a terceros. La prima será más alta para las embarcaciones de más eslora. Luego hay otros seguros voluntarios que se pueden ampliar como cubrir daños a los ocupantes, robo, asistencia en navegación, defensa jurídica o reclamación de daños a terceros. Tenemos que tener en cuenta que la póliza de seguro no cubre los desperfectos o lo daños causados por la falta de mantenimiento de la embarcación o por negligencias.
Revisiones: Al igual que nuestro automóvil tiene que pasar la ITV, los barcos deben disponer del correspondiente Certificado de Navegabilidad, que se obtiene una vez superada la ITV. La embarcación tiene que cumplir unos requisitos exigidos por la ley, que comprueba el estado y funcionamiento de todos los elementos que afectan a la seguridad de la embarcación. Hay 5 tipos de reconocimientos, dependiendo de la eslora o de la lista de matrícula del barco. La inspección debe realizarse cada 5 años como máximo y hace referencia a todas las embarcaciones de recreo, salvo las que tienen una eslora inferior a 6 metros. Más información que podéis encontrar en este enlace
Imprevistos: Aquí la verdad es que puedes añadir lo que se te ocurra. Nunca se sabe lo que puede presentarse, pero un mínimo de 500€ deberíamos de tenerlo en cuenta, ya que cualquier material náutico no es precisamente barato.
Por último y no menos importante es la limpieza de la sentina y airear bien las colchonetas y los chalecos salvavidas. Todo el equipo de seguridad que llevemos a bordo debe ser revisado con frecuencia para comprobar que no ha sufridos daño.
Como resumen destacaría que todos los años deberíamos poner en seco nuestra embarcación para limpiar, pintar o reparar todo aquello que ha sufrido algún daño. El invierno es normalmente la época en la que dejamos aparcada la navegación y, por lo tanto, el momento idóneo para la puesta a punto de nuestro barco de recreo.